En los últimos días la violenta realidad que vive México ha hecho despertar, de una forma dolorosa, grotesca y brutal, a una ciudadanía que grita con una mezcla compleja de rabia, mideo y esperanza: “Estamos hasta la madre”. Y es que estamos efectivamente hasta la madre de las deficiencias del gobierno, de la brutalidad de los criminales y de la impotencia de la sociedad.
No citaré aquí los defectos y los reclamos, ya que son bien conocidos. Creo que es mejor idea proponer soluciones, que por ser pequeñas pero profundas son las más difíciles de lograr y son las que calan más hondo. Una primera solución es dejar de lado los números y comenzar a dar nombres, como bien ha pedido el poeta Javier Sicilia.
40,000 muertos puede ser una cifra que impresiona, pero es sólo eso: una cifra. En cambio, 40,000 nombres, 40,000 vidas, 40,000 sueños rotos y muchos miles más de familiares y amigos que viven con el alma destrozada por la muerte y la impotencia es un número que abruma, que pesa y que no deja lugar para la inacción o la complacencia.
Aquí les dejo una pequeña semblanza de una de esas 40,000 vidas, rota en esa espiral de muerte sin sentido que lenta, pero imparablemente se ha ido infiltrando en nuestras vidas y se ha hecho dolorosamente “normal”, encubierta en la complaciente frivolidad de las estadísticas. Su nombre era Víctor Castro Santillán.
El amor de un ser humano hacia otro; esto es quizás lo más difícil que nos haya sido encomendado, la prueba suprema, ante la cual, todas las demás tareas no son sino preparación.
María Rilke
Si bien es cierto que viví las vicisitudes del Edipo y la ansiedad básica… esta situación social que me recbió al llegar a este mundo, me parece que han marcado profundamente mi personalidad. 21 años después me he visto involucrado activamente en movimientos sociales, que pugnan por un México más justo y libre, llevando como arma principal mi música, a través de mi guitarra. He logrado mantener una personalidad estable, que la marcan y la hacen única.
Víctor Castro Santillán (1988-2010)
Así se describía Víctor, universitario distinguido de 22 años. Su mayor pasión: la vida. Expresaba su vitalidad a través del sonido de su guitarra y de su voz, mostraba su sensibilidad artística por la pintura de Remedios Varo, por la poesía de Ranier María Rilke, por la música de John Lennon, por los textos de Freud y García Márquez.
El 21 de abril de 2010, Víctor fue víctima de la cobardía y miseria de un estudiante de la Universidad Autónoma de Nuevo León, quien atentó contra la vida de un singular estudiante: “Era un alumno que iba a hacer grandes cosas” (En reforma, 28 de abril de 2010). Víctor era estudiante de la facultad de psicología de la UNAM y se encontraba en Monterrey, cursando el 8° semestre, en un programa de intercambio signado con la UANL. Además fue guitarrista por la ENM y hablaba varios idiomas: Inglés, Francés y se formaba en alemán.
Vicente Castro Ávalos, padre de Víctor
Cabe aclarar que aunque este caso no parece estar relacionado directamente con la guerra contra el narco, es indudable que está relacionado con el hecho de que la violencia y la impunidad se han instalado en nuestra sociedad. Es un síntoma funesto de lo degradado que está el tejido social, de la pérdida de valores éticos y del círculo vicioso en el que estamos instaurados, en el que la violencia se quiere usar como solución a la violencia y en el que el único resultado posible es una sociedad que se mata a sí misma. Es además un síntoma de un sistema ineficaz que no ha podido castigar un crimen tan atroz en más de un año y no tiene, al parecer, voluntad o fuerza para hacerlo.
Así que aprovechando el despertar social, que espero que no sea esporádico, les pido que piensen en Víctor la persona, no el número.

Termino pidiendo lo que todos pedimos, por ti, por mi, por Víctor, por su familia y por el moribundo México: ¡Justicia!
Me parece ominoso e inaceptable, que un alumno, que asistía a la Universidad Autónoma de Nuevo León, que estudiaba la licenciatura en Psicología, haya sido el que planeó y negoció la muerte de un joven, como Víctor Castro Santillán. La Psicología, busca, entre otras funciones, ayudar a mitigar el dolor de nuestros semejantes, a través de la escucha, que podamos ofrecer al doliente. La sociedad, debiera, exigir cuentas, a este tipo de individuos, que lo que buscan es sembrar la maldad y la muerte.
¡JUNTOS LEVANTEMOS LA VOZ¡
¡TENEMOS DERECHO A VIVIR NUESTRA VIDA¡
¡VÍCTOR, AMABA SU VIDA¡
¡SÓLO 22 AÑOS DE EDAD¡
¿EL MUNDO NECESITA DE PERSONAS, COMO VÍCTOR¡
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Compañeros, manifiesten, su contento o descontento, sobre la situación de malestar, en que vivimos….Algo tenemos que pensar y hacer….
Saludos.
¡Víctor, hace falta tu música, en este mundo¡
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Deseamos, manifestar nuestra solidaridad, desde la Ciudad de México, al escritor Javier Sicilia y a los demás padres y madres, que han perdido a un HIJO.
¡Tanta maldad, hiere, nuestra vida¡
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